Dónde comer en San Pablo

A sólo dos horas y media de Aeroparque, San Pablo se muestra como la mega ciudad que recibe a turistas y empresarios de todo el mundo.

Un taxi hasta cualquiera de las zonas de Jardim ronda los $6000 pesos, vale Uber también. La zona, está integrada por cuatro elegantes y sofisticados barrios: Jardim Paulista; Jardim América; Jardim Europa y Jardim Paulistano. Sobre la calle Oscar Freire, se lucen las marcas de lujos internacionales, las tiendas de diseñadores locales, cafés de especialidad, galerías de arte y gente elegante y moderna con looks para fotografiar. También, en sus alrededores se impone la escena gastronómica actual.

En Freire al 500, está Picchi, el restaurante con estrella Michelin de Pier Paolo Picchi, un italiano paulista que ofrece creaciones supremas con la identidad de Italia en la mesa paulista.

En el menú degustación, el devenir de los pasos van exaltando el paladar con un balance perfecto entre sabores, texturas y temperaturas; con ingredientes de la más alta calidad, dispuestos con una perfeccionista calidez en cada una de las preparaciones. La sommelierie y la brigada, cierran el círculo con gran conocimiento y cordialidad puestos al servicio de la excelencia.

Pier comenzó a trabajar a los 17 años bajo el mando de Alex Atala en Filomena; viajó y trabajo en reconocidos restaurantes de España e Italia, lo mismo que a su vuelta a San Pablo. En 2014 abre Picchi con un concepto de cocina italiana tradicional y contemporánea a la que le sumó productos brasileros de estación.

Pier Paolo Picchi

Para crear cada plato utiliza procesos distintos. “Algunos son reversiones de clásicos italianos, el espagueti a la vongole, que es lo que más me gusta del mar”, Pier Paolo nació en La Toscana, Italia,  y allí vuelve cada vez que necesita buscar referencias. No hay duda, Pier Paolo lleva en su sangre la italianidad al palo: “Las pastas, yo las como todos los días” responde sobre su comida favorita. 

Pegado al coqueto y residencial barrio de Higienópolis, se encuentra el nuevo barrio hípster, el céntrico Vila Buarque. Allí está Beverino un bar dedicado absolutamente a los vinos naturales y biodinámicos. Una tendencia vínica con cada vez más gran repercusión en la ciudad paulista ya que tienen hasta una feria internacional de vinos naturales, que comenzó con 500 asistentes y hoy llega a los 6000.

Bruno Bertoli, es el alma patter y sommelier, quien ofrece una carta en constante transformación y búsqueda de novedades. “Soy un fundamentalista del producto, por eso también nuestra cocina trabaja sólo con orgánicos y pequeños productores”, comenta.  A los 17, Bruno se fue a Italia donde vivió 10 años y conoció de cerca el mundo de los vinos naturales europeos. Ese es el mundo del vino que lo apasiona ideológicamente y por eso abrió Beverino, en donde ofrece seleccionadas botellas de todo el planeta. Para él “el vino natural representa una forma de pensar más integral de la relación con el entorno, con las comunidades, con la agricultura, con lo familiar y lo artesanal en detrimento de lo industrial”.

Beverino

Beverino se presenta despojado, con pocas mesas, una barra alrededor de las columnas del pequeño galpón y otra para comer disfrutando el ritmo de los fuegos de la cocina.

De allí salen platos en formato ración, con propuestas estacionales, orgánicas y con ingredientes de pequeños productores que se pueden combinar con diferentes copas naturales de vinos de todo el mundo.

Si de experiencias se trata, cenar en Evvai es como ser parte de una gran puesta teatral en donde los sentidos son puestos a prueba. De la mano del creativo artista y alquimista; el chef Luiz Filipe Souza te transporta al compás de catorce pasos y otros tantos vinos, por un sorprendente camino que une la cocina, la vanguardia, el arte y la música pop. Cada plato tiene algo para contar y así atrapa la mente y el paladar.

Evvai abrió sus puertas en 2017; tiene una estrella Michelin, es parte del ranking de los 50 Best Restaurantes y en 2018, Luiz Filipe llegó a la final del Bocuse D’Or representando a Brasil en Lyon.

A la hora de pensar en su inspiración Luiz Filipe remarca la influencia y mestizaje de la inmigración europea con la cocina paulista. “Después de la abolición de la esclavitud, el gobierno invitó a los italianos a trabajar en las haciendas de café; y eso cambió la forma en como vemos la cultura y la gastronomía. Cada tres paulistanos, dos tienen ascendencia italiana”, cuenta Luiz Filipe y explica que los productos brasileños de su menú los define a través de sus viajes “Los elijo primero por su sabor, calidad y si tienen una historia para contar”

En su acompasado menú, propone tradiciones e identidades que definen a su país, a través de ingredientes de las distintas regiones de Brasil. Cada sabor llega servido en distintos objetos de arte que atraen por sus colores, formas, texturas y contrastes. Todo llega a la mesa como un reloj suizo, y con el suave movimiento del personal de sala que funciona en perfecta sintonía con la cocina. El final, lleva al extremo la lúdica propuesta general, cuando llega el momento del helado nitrogenado en su divertido carrito. 

Si la idea es entrar en un mundo asiático a través de un fine dinning descontracturado, son imperdibles las propuestas de Thiago Bañares. Su influencia asiática viene de la familia paterna y se une a la portuguesa de su madre; pero lo japonés lo adoptó de la colectividad de amigos que tenía en su ciudad. Thiago trabajó 13 años con Atala y otros reconocidos chef “Llegó el momento en que quería tener mi propio negocio y hacer una comida que me gustase comer y por eso Tan Tan comenzó siendo un noodle bar, un lugar de ramen”. Hoy Tan Tan, es una barra de coctelería creativa con tragos que se acompañan con gyozas, ramen y picoteos asian style.

Kotori

Kotori es otra de sus apuestas que se erige en un cálido salón de impronta nipona que está inspirado en los plisados del diseñador Issey Miyake. El yakitori, especie de brochette, es parte de un menú de especialidades japonesas reversionadas que invitan al público a embarcarse en ellas sin formalidad. “La plancha es el medio con el que más me gusta cocinar, donde mezclo tierra y mar. Esa es la manera en que se cocina en Osaka, un lugar que me gusta mucho”, cuenta Thiago desde la gran cocina a la vista al fondo del salón. En esta propuesta oriental renovada, es donde aparece Brasil “Tenemos la responsabilidad de mostrar nuestros producto hacia el mundo, y yo los uso para mezclar y ofrecer innovación. Eso para mí es creatividad”, asegura

Tan Tan y Kotori, están en el barrio más cool de San Pablo, Pinheiros, una mix entre Palermo y el nuevo Chacarita. Sobre la calle Pinheiros, se encuentran los cafés, bistró, bares y tiendas de diseño más trendy de la ciudad. 

Kotori

Elegancia, minimalismo y confort; esas son las palabras que Gabriel Santana utiliza para describir su bar, el Santana. Un lugar cálido, relajado y moderno que se destaca por ofrecer una especie de servicio personalizado “la idea es que los clientes se sientan cómodos para solicitar cambios en los tragos, y así puedan crear sus propias combinaciones. Esta propuesta lúdica ofrece una experiencia muy cercana a jugar a ser barman”, explica su gestor.

Santana

La carta se compone por más de 70 tragos clásicos y 9 de autor que cambian dos veces por año. “La propuesta es trabajar con productos de origen brasileño, aprovechando su estacionalidad. De esta manera, se realzan los productos locales, se valorizan los ingredientes naturales que se preparan en el lugar”, agrega. En Santana se utilizan una cincuentena de ingredientes con los que elaboran la mayoría de los cordiales, licores y espumas. Para acompañar las bebidas, hay finger food para compartir que armonizan con los tragos más emblemáticos del lugar.

Si San Pablo te encuentra trabajando; o querés planificar un próximo fin de semana largo; estas propuestas de turismo foodie te van a sorprender y dejar con ganas de seguir conociendo las muchas y nueva joyas de la gastronomía paulista.

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