Como toda fecha patria, el Día de la Independencia se presta para rememorar los sabores característicos argentinos y este año nos toca hacerlo nuevamente desde casa.
Para hacerlo de una manera distinta, y sorprenderte, podés derribar el mito de que los blancos no van bien con preparaciones de invierno y animarte a jugar.
Por su frescura, fluidez y expresión frutal, históricamente los vinos blancos se asociaron a las temporadas de altas temperaturas. Apenas unos años atrás, elegirlos en la temporada invernal era prácticamente impensado, pero hoy existe una multiplicidad de estilos que se ajustan a distintas situaciones, platos y estaciones.
Los blancos adecuados para esta época del año son todo lo contrario a un vino fluido: son ejemplares con buen volumen, redondos, voluptuosos, untuosos y bien estructurados en los cuales no prevalecen tanto las notas cítricas y de flores blancas, sino las frutas maduras, la miel, los toques de vainilla y los tostados propios del contacto con la madera.

Además de tener un buen potencial de guarda, producto de su crianza en barricas, combinan muy bien con platos de olla como risottos de hongos de pino, carbonada y pasteles de calabaza y choclo con dulzura moderada. También armonizan con fondue de quesos, pescados grasos grillados y mollejas a la parrilla.
Luigi Bosca, derriba un mito y este 9 de julio propone un señor blanco con las suculentas preparaciones de invierno. Luigi Bosca De Sangre White Blend.