Un embajador, una receta holandesa, dulce de leche y la pasión de una familia de pasteleros.
El Rogel nació en una cocina familiar de Recoleta.
Charo Balbiani ayudaba a su madre en el negocio de repostería y se le ocurrió adaptar una receta holandesa que le había llegado por un pariente Embajador. Le agregó dulce de leche para hacerla bien Argentina y, sin saberlo, creó una torta que se transformaría en un ícono de la pastelería nacional.
La historia empieza en la década del 60. Charo Balbiani ayudaba a su madre preparando tortas para algunos clientes del barrio de Recoleta, donde vivían. El negocio tenía una propuesta simple y efectiva: solo vendían lemon pie y torta de manzana. Las tortas eran tan buenas que los clientes se iban sumando: La Cárcel, El Ceibal, Las Delicias, El Sanjuanino y otros restaurantes emblemáticos de la zona.
Charo trajo nuevas energías al emprendimiento, y sumó nuevas recetas y clientes.

Pero el gran paso llegó con una propuesta que cambiaría el negocio para siempre: el Rogel.
Un pariente de la familia era diplomático y había trabajado en varios países de Europa. En Holanda conoció una torta milhojas de frutas que le pareció increíble. Tanto le gustó que consiguió la receta y la hizo preparar en todos los países donde estuvo. Por supuesto, cuando volvió a Argentina, la torta vino con él.
El Rogel fue todo un éxito. Se hizo muy conocido y se sumaron cada vez más clientes. Uno de los más emblemáticos fue el Hipódromo de Palermo. En la década del 60, era toda una tradición pasar por la tribuna oficial a comer un sándwich de pavita y un Rogelito. En los días de carreras, ¡se llegaban a vender 3.000 Rogelitos!

El Rogel y los Rogelitos también llegaron a otro ícono de la época: los carritos de la costanera. El restaurant Los Platitos fue el primero en sumarse y, poco después, Rogel ya estaba en toda la zona.

Tiempo después, también se sumó su marido, Richard Balbiani, y juntos transformaron un emprendimiento familiar en una empresa de pastelería que, con mucho trabajo y dedicación, sigue creciendo hasta hoy.
Con el tiempo, se sumaron personas, máquinas y sistemas para mejorar la producción, pero sin perder nunca el espíritu artesanal con el que empezamos.
Hoy siguen elaborando sus productos en la fábrica de Villa Urquiza, manteniendo ese mismo espíritu familiar que los acompaña desde el primer día.
Marca registrada@
El verdadero Rogel es uno solo. El que prepara la familia Balbiani desde 1962, con su receta original. La marca Rogel® está registrada en el INPI, Instituto Nacional de la Propiedad Industrial. Así se aseguran de que esta tradición familiar siga siendo auténtica y única, como cada una de sus tortas. Porque lo bueno se cuida, y el Rogel es mucho más que una receta: es la historia de una familia.
