Padre e hijo, dos generaciones que continúan el legado familiar de
Luigi Bosca, la bodega que cumple 120 años. De Navarra, en España, a Luján de Cuyo, en Mendoza, cómo fue la historia de una empresa pionera en la elaboración de varietales y que siempre está a la vanguardia
No hay muchas empresas argentinas que cumplan 120 años, y menos que sigan estando en manos de la misma familia. Luigi Bosca es una de ellas; fue pionera y locomotora de la expansión y desarrollo de la viticultura local y a nivel internacional fue protagonista en cómo se posó la mirada del mundo en los vinos argentinos. Como parte del festejo con la comunidad y sus consumidores, Alberto Arizu padre escribió un libro donde relata la historia de la familia y el trayecto de los Arizu, que llegaron de un pequeño pueblo de Navarra para ser viticultores en Mendoza. En su páginas, Arizu padre transmite su amor por las viñas y el legado que toma de sus abuelos y pasa a sus hijos y nietos.
¿Por qué el libro comienza con la foto de un caballo?
Desde que soy chico hemos vivido entre los caballos y el más importante que tuve era color pardo oscuro. Era algo fabuloso, hasta lo hacía acostar. Le puse Toli, el mismo nombre que le había puesto mi padre a su caballo. Con él nadábamos en las piletas de riego de la finca, nos metíamos con los caballos sin montura. Meterte a nadar con el caballo, que va vertical, agarrado de la crin es lo más fabuloso que hay. Todo esto pasaba en El Paraíso, la finca que la bodega va a abrir al público.
¿Cómo llega la familia desde Navarra a Mendoza?
El tema comenzó en 1880 en Unzué, un pueblo cercano a Pamplona, donde se reunieron con un conocido que había vuelto de Mendoza que trabajaba en la construcción de un canal en el departamento de Rivadavia. “Cómo es Mendoza”, le preguntaron, y él les dijo: “Es igual que Unzué”, donde se ven las montañas y además hay mucha agua. Primero viajó el primo hermano y después mi abuelo con ocho años. En Unzué se dedicaban a la viticultura y en Mendoza, la primera bodega que armaron fue Arizu, La Anónima. Luego, cada familiar se iba independizando y tenía su viñedo y su bodega.
Una diferencia de Luigi Bosca con las bodegas de inmigrantes argentinas parece ser la experiencia vitivinícola de 1800 que traían de Europa, algo que siempre les dio esa impronta europea a estilo de sus vinos.
Exacto. Absoluto. Hay que acordarse también de que la ciudad más cercana a Francia es Navarra, y además la reina de Navarra era dueña de los dominios de Bordeaux. Pertenecieron a España. Además, por el tema de la filoxera de la vid, en 1860 los franceses cruzaban a España. Todo el mecanismo de elaboración de los vinos con barricas viene de los franceses, se tomó en Navarra y lo trajimos Mendoza. En todo el norte de España, en el país Vasco, hay muchos bodegueros descendientes de franceses.
¿El árbol genealógico de los Arizu es muy antiguo?
Viene de 1645, eso es lo máximo que hemos rastreado, porque los registros estaban en una iglesia que se quemó. Seguro que a Adán y Eva no llegamos. Pero si ves, la mayoría de los apellidos de los vascos tiene nombre de plantas, Arizu significa bosque de roble o robledal, esa es la etimología.
Cuando en tu libro definís el vino, ponés el acento en la vid.
Vivo por y para el viñedo, porque el vino es el producto de la transformación de la uva, que es una maquinaria casi perfecta. Sobre la base de toda la protección que le puedas dar, te lo va a responder en calidad de vino. Hablar de terroir es algo de la familia de toda la vida. Ahora parece na novedad, pero mi abuelo se descalzaba para entrar al viñedo, mi padre también lo hizo y ahora lo hago yo. Por respeto, porque en su mejor viñedo entraba a pie. Cuando entres en un viñedo no tengas apuro en salir, porque caminando vas a descubrir muchas cosas. El viñedo es una sinfonía con la que tengo que armar una orquesta para que suene. Es un trabajo delicado y se debe hacer personalmente.
¿Cuándo ubicás el mayor crecimiento del consumo del vino?
El consumo de vino en el mundo creció enormemente en la época de los romanos. No recuerdo si antes o después de Cristo, porque esto chicos estuvieron dos veces. Para mí, los romanos son los más geniales. Porque como el agua estaba contaminada, entonces le enseñaban a la población a que tomara vino, porque la vid es un catalizador enorme de las bacterias químicas y se transforma en agua, porque más del 80 por ciento del vino es agua. Entonces, tomaban vino para tomar agua. Y así creció el consumo del vino en el mundo.
¿Por eso las grandes fiestas vinalias de Julio César?
Ahí hay una historia que es bastante cierta. Ellos guardaban los vinos en ánforas de barro chicas que se les rompían todo el tiempo. Entonces buscaron metal para guardar el vino e hicieron vasijas de plomo. Pero el vino tiene ph, un ácido potente, es el mismo ph que el jugo gástrico de las personas, por eso el vino es digestivo. Pero con el plomo se hacía una reacción química que formaba óxido de plomo y eso trajo como consecuencia la enfermedad del saturnismo, la locura. La película Calígula, aunque no lo dice, lo muestra. Con eso en mente, hace unos años, se pusieron a destapar botellas del 1800 de grandes chateaux y descubrieron que tenían 2000 partes por millón de oxido de plomo. La fabricación de esas botellas de vinos con plomo se rastrea hasta 1860. Después se pasó a las cubas de madera y luego al acero inoxidable.
A la hora de hablar de vinos de autor, como los denominaba el abuelo Arizu, se une Alberto Esteban, como lo llama el padre a Alberto Arizu hijo, CEO de la bodega. Es que no solo se festeja con el lanzamiento del libro, sino que Alberto hijo presentó un nuevo vino, un blend que pone en botella la historia y la innovación de la bodega. Se llama El Paraíso, igual que la casa en donde vivió la familia, una finca que hoy está por convertirse en un espacio de experiencias multisensoriales con el vino y la gastronomía. “Hablar de vino de autor, en cabeza de mi abuelo, era increíble, era hablar de diferenciación en un momento donde la Argentina consumía muchísimo, sin importar mucho de qué vino se tratara”, explica Arizu (h), y cuenta que el abuelo decía “hago vinos como me parece y me gustan a mí”, sin tener en cuenta lo que la masa de consumidores demandaba. “Eso requería decisiones de bastante coraje y arriesgadas”, dice, y aclara que Luigi Bosca fue la primera bodega boutique de Argentina. Hacíamos estas cosas para un mercado pequeño, incipiente. El consumidor evolucionó y hoy demanda otro tipo de cosas. El intercambio del comercio internacional también ayudó a que la gente tuviera acceso a vinos distintos y se puso más exigente. Él hablaba de vinos de autor en un contexto en donde en Argentina sólo se consumía vino y punto. Por otro lado, hoy hablamos de vinos que emocionan, como una forma de pensar cómo queremos vincularnos con el consumidor y qué mensaje darle. Cómo hacer que cada persona que pruebe un Luigi Bosca tenga una recordación emocional distinta que cualquier otro vino».
Los vinos de Luigi Bosca siempre se destacaron por la elegancia. ¿Eso se genera en el viñedo o se consigue en la bodega?
Alberto (h): Hoy se habla de elegancia, pero pasamos muchos años en donde era algo que no importaba tanto, y aún así nosotros los hacíamos elegantes porque eran los vinos que nos gustaban a nosotros. La elegancia era algo mucho más difícil de obtener que ese impacto sobreactuado de un vino. Para eso necesitás tiempo y conocimiento. Es un momento súper especial del vino argentino a nivel internacional; se valora la elegancia, la frescura, que sean fáciles de beber, sin taninos agresivos y con boca amable. Eso es algo que nosotros hicimos siempre y lo tenemos totalmente incorporado.
Ustedes tienen el corazón en Luján de Cuyo; hace unos años apareció Valle de Uco, pero ahora se habla de nuevo de Luján.
Alberto (h): Nunca se dejó de hablar, lo que pasa es que Valle de Uco es una zona nueva, que hace 25 años no existía. De golpe apareció como el gran oasis y capturó la atención, pero como todo, luego se empieza a estabilizar y a reconocer todo lo bueno. Creo que ahora hay una vuelta a poner el foco en Lujan, en donde está la única Denominación de Origen Controlada (DOC) del vino. Un hito muy importante del año 1989, pero que como muchas veces sucede, se anticipó demasiado en el tiempo porque el país estaba ocupado en otras cosas como hablar de malbec en el mundo, y nosotros estábamos con un mensaje extremadamente detallista de decir: este malbec, bajo estas condiciones y características, es Denominación de Origen, como en Europa. Eso fue el puntapié oficial para que hoy estemos hablando de terruños. Por eso hoy eso vuelve a cobrar extraordinario valor. El malbec DOC Luján de Cuyo fue el primer vino con Denominación de Origen Controlada de Argentina, y hoy está cumpliendo 30 años.
Luigi Bosca tiene una gran inserción de sus vinos en el mundo.
Alberto (h): Lo cierto es que el éxito del malbec en el mundo no tuvo nada que ver con que fuera una variedad exclusiva argentina, que obviamente nos dio ventajas. Pero no somos el único país con una variedad exclusiva; está el zinfandel en Estados Unidos, o el pinotage en Sudáfrica. Lo importante es que el malbec, por las condiciones locales, generaba vinos con un carácter extraordinario con color intenso, muy aromáticos, con taninos muy redondos y muy fáciles de beber. Creo que el que mejor definió el malbec fue el experto inglés Steven Spurrier: “La ventaja del malbec es ese justo medio entre el cabernet sauvignon y el merlot”.
¿Cuándo aparece la necesidad de explicar y comunicar el vino?
Alberto (h): La necesidad de comunicar tiene que ver con la complejidad de lo que querés contar. Si querés decir “tome vino, no tome otra cosa”, no te hace falta mucha sofisticación. Pero cuando parece el varietalismo, que lo trajo mi padre impactado por lo que veía en California en los años sesenta, la cosa cambia. Como decía Brascó, en Argentina eran todos vinos de estilo francés, nombres franceses y apelaciones francesas. Mi padre fue el primero que salió y dijo “esto es un cabernet sauvignon”. Cuando salimos al mercado con malbec, cabernet, chardonnay y riesling, fue una apuesta arriesgada, fueron los primeros cuatro varietales que hicimos en los 70. Cuando querés diferenciarte y marcar distintas cuestiones, es fundamental la comunicación.
En los últimos años se trabaja mucho con los conceptos de viticultura orgánica y biodinámica, pero ustedes hablan de regenerativa.
Alberto (p): La regenerativa es la que ordena a las demás. Mundialmente hay una sobreexplotación de los suelos y si se sigue así, en 20 años no se va a poder alimentar a la población mundial por la perdida de capacidad de los suelos. Con la agricultura regenerativa se entiende que el suelo que tomaste, debés devolverlo con el mismo potencial a las generaciones posteriores.
Alberto (h): Hablar de regenerativo es un paso un poco más allá que cuando se menciona orgánico o biodinámico. Lo importante es entender que no somos dueños de la tierra, somos custodios circunstanciales y tenemos la obligación de regenerarla. Sobre todo, es fundamental hacerlo en lugares tan extremos como es Mendoza, donde el agua es un recurso muy escaso.
Sos el hijo mayor, y elegiste, o te tocó, salir al mundo a mostrar el vino.
Alberto (h): Luigi Bosca no solamente cumple 120 años -hay muy pocas empresas argentinas que lo logran en manos de la misma familia fundadora-, sino que además iniciamos este recorrido de exportación con mucha convicción y hoy para nosotros es un negocio muy relevante. Hemos sido protagonistas indiscutidos en los últimos 30 años de las exportaciones argentinas. Soy producto de la generación en que Argentina comenzaba a mirar al mundo, eran los noventa; una época en la que la industria accedió a los grandes procesos transformadores con la incorporación de tecnología. En seis años el país se puso a la vanguardia del mundo. Fue una época en la que no se exportaba y de a poco empecé a tomar contacto y a viajar, sobre todo para escuchar, aprender y entender cómo era el mundo. Lo que además de hacer cambios en la bodega me impulsó a generar asociaciones como después fue la actual Wines of Argentina. De los Wine of… del mundo, el de Argentina fue uno de los primeros.
¿Cómo va a ser la experiencia para el consumidor en la antigua casa de El Paraíso?
Alberto (h)- Vamos a buscar experiencias sensoriales e intelectuales a través el vino. En El Paraíso vivieron tres generaciones, es un lugar ligado a la familia. El Paraíso también es un nuevo vino, que cuenta la historia de una familia de 120 años y muestra la mirada futura de Luigi Bosca en un mercado cada vez es más sofisticado y que demanda más despliegue de conocimiento, e innovación.
Un lujo compartir esta gran charla con estos popes de la viticultura local. Gracias